Los matrimonios que respondieron a la llamada iniciaron un viaje tranquilo pero intenso a lo largo del cual hicieron cuatro paradas que los invitaban a reflexionar sobre la vocación al amor, la comunión conyugal y en equipo, la misión del matrimonio y los ENS, como escuela de espiritualidad.
Las celebraciones, la velada de oración, el compartir y momentos tan especiales como la sentada después de haberse escrito una carta de amor completaron el encuentro.
Y al final queda el sentimiento de gratitud por haber dicho sí a la llamada del Señor y el gozo de haber recibido un regalo que llevarán a sus equipos de base. Ahora empieza la misión, no nos guardemos el impulso recibido.