¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!



Resplandeces Señor, no como relámpago  que ciega y desaparece, sino como luz que ilumina, serena, discreta. Luz que alumbra y calienta, descubre los rostros, los de cada uno y el tuyo: rostro resucitado. Luz que nunca se apaga. Luz abierta, infinita, sin límites ni puertas. Luz que guía, faro de las vidas. Luz que nutre, pues sin ella morimos. Luz, Señor, la luz del domingo resucitado.

Palabra que irrumpe en el silencio de la noche y continúa con el canto de los pájaros en el amanecer. Palabra, historia, encuentro. Palabra que destruye la tristeza. Palabra que es anuncio. Palabra que es la convicción de que Tú eres el diálogo del creador con las criaturas, do Nuestro Padre con sus hijos. Palabra.

Agua refrescante, limpia, transparente y purificadora. Agua que discurre nutriendo de vitalidad. Agua, nacimiento, vida nueva, belleza y alegría.
Pan y vino para el camino, Cuerpo y Sangre del peregrino. Alianza y sello, sentados a la mesa del Reino, cantos de Pascua pues estamos seguros de que  se descubre a Cristo resucitado en el partir del Alimento. 


Pascua, vida y resurrección. Pascua, fraternidad de amor.

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