La introducción al Triduo Sacro, que es el Jueves
Santo, ofrece una cantidad inmensa de matices y aspectos que nos desbordan por
todas partes:
Conmemoración de la Cena de despedida del Señor.
Institución del Sacramento de la Eucaristía.
Institución del Orden Sacerdotal
La oración sacerdotal
La traición de Judas
La oración en el huerto de los Olivos.
El prendimiento y la noche en que comienzan los juicios.
La negación de Pedro y la huida de los apóstoles
Y como gesto que resume y condensa todo esto, el
lavatorio de los pies. Una acción propia de los esclavos y que el Señor
sorprende a los suyos ya extraños. ¿Cuántas veces te agachaste y te
pusiste a la altura de los pies de los demás?. ¿Has conocido la humildad hasta
que duela? ¿has tocado el polvo de los pies de tu hermano, esto es has pisado
la tierra y manchado tus manos en la tierra en que andan los hombres?, ¿has
dado vitalidad a los pies cansados del que está agotado por la dureza de la
vida?
Jesús nos dice, haced vosotros lo mismo. Amad como yo
so he amado. Cuerpo entregado, Sangre derramada para la Salvación del mundo,
para la salud del mundo.
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