Seguimos
este domingo con la identidad de Jesús. Tan grande y tan sorprendente, plural y
coherente, que no nos deja indiferentes. Jesús al mostrársenos nos ayuda a
conocernos, pues no habla también de la relación de Él con nosotros y de
nosotros con Él. Una vez más insisto, no nos dice, yo soy como, sino, YO SOY. Y
esta palabra nos recuerda quien es para nosotros. El es la VID y nosotros los SARMIENTOS.
Sin estar unidos a Él no podemos hacer nada, y así nos lo enseña, no podemos
hacer nada. Haremos cosas para nosotros, pero no en Él. Unidos, corriendo por
nuestro interior la "sabia" del Espíritu que nos da vida. Al podar
una viña uno ve el interior de las ramas y descubre que es igual su textura, su
sabia, su color, su vida. Así nosotros unidos al Señor, si realmente lo
estamos, no tendríamos que ser distintos de Él. No digamos es que no sé, no
puedo, no valgo, es Él el que va por todo nuestro ser llenándolo de vida,
renovándolo todo, infundiendo la vitalidad. Si estamos separados de Él nos
secamos, nos morimos. Sin Él lo que tenemos es tristeza, desesperanza, perdemos
la mirada de futuro y sólo nos buscamos a nosotros mismos.
Ser en
Cristo para dar gloria a Dios y dar fruto abundante. Gloria a Dios, unidos a
los ángeles, gloria a Dios y paz a los hombres, mirar al cielo para llenar la
tierra, llenarnos de Dios para nutrir al hombre, empaparnos de Dios para
alimentar al mundo. Dice San Ireneo, "la gloria de Dios es que el hombre
viva". Glorificar a Dios llenando al hombre de los frutos de
santidad.
Hoy, día
del Señor, domingo pascual, levantad los ojos a los cielos, sentid como corren
por vuestras venas la fuerza del Espíritu y dad gloria a Dios. Hoy domingo
venimos a saciar nuestra sed de vida y santidad para mejor servir y amar.
(Juan
3,18-24)
¡Feliz
domingo!
Javier Alonso
Vigo-64
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