En este segundo
domingo de cuaresma no dejemos correr el tiempo sin pararnos y descansar en el
Señor, y escucharle, y seguirle, y arriesgar, y convertirse, y amar. Pues este
domingo siempre nos regala el texto de la transfiguración del Señor. Jesús, en
aquella montaña, signo de encuentro, después de anunciar su pasión, sube para
orar con sus íntimos. La transfiguración es el anuncio visible de la
resurrección, es la calma en la tormenta, es la voz del Padre, la manifestación
de la Ley y los Profetas, es el anticipo de la gloria, es el gozo infinito, es
el encuentro.
Por eso
mi propuesta para este domingo es saber estar.
1.- Saber
subir con Jesús. La montaña se goza en la cima, nos sorprende, nos sobrecoge,
nos abruma, nos traslada, nos da una nueva visión; pero hay que subir, hacer el
esfuerzo, dejarse conducir, caminar, saber ascender con calma, con constancia.
Nos pasa que al ir subiendo una montaña, por el esfuerzo que haces, van
inclinado hacia delante. Necesitas pararte para ver hacia abajo, entonces
descubres la belleza. Pero es que el esfuerzo te doblega muchas veces en la
vida, pero si no observas todo el conjunto, solo ves tus pisadas, tu cansancio,
y cada vez te inclinas más sobre tu ombligo. Jesús nos ayuda a ver que los
grandes retos no están viendo para el suelo, sino, levantando la vista al
cielo. El subirá a un monte mucho más difícil, el Calvario, y con una carga
mucho más pesada, una cruz que condensa a todo el mundo.
2.- Saber
orar. Sí, tanto esfuerzo para orar. Nosotros queremos estar ya
"conectados" al Señor, de inmediato, y después decimos, es que me
distraigo, es que pienso en otras cosas, es que me aburro. Jesús conduce a sus
discípulos montaña arriba para rezar. Necesitamos, no evadirnos de la realidad
porque es la nuestra, pero si buscar la mirada de Dios de la realidad, saber
tener un lugar para el silencio, la escucha. Ellos, envueltos en la nube, signo
de presencia, de la manifestación del Padre, se dejan envolver de la gracia.
Dejémonos abrazar por Dios. Vivamos esta cuaresma en actitud de oración.
3.- Saber
observar. La luz que nos deslumbra, nos llena, nos acerca al misterio, la luz
que nos habla de vida, de alegría, de esperanza, de vida... es la que
necesitaban Pedro, Santiago y Juan, y es, la que necesitamos cada uno.
4.- Saber
contemplar la historia recibida. Moisés y Elías, la Ley y los Profetas,
aparecen junto a Jesús. La liberación de la ley del amor y la palabra profética
que nos revela la voluntad del Padre.
5.- Saber
escuchar. "Este es mi Hijo amado, escuchadlo". Obedecer, ob-audire,
saber escuchar es la actitud del discípulo, saber acoger la palabra, saber
dialogar desde ella, saber responder.
6.- Saber
descender. Jesús nos lleva a la montaña, no para quedarse allí, sino para
descender, caminar en la realidad de cada día con una mirada nueva.
Javier Alonso (Vigo-64)
No hay comentarios:
Publicar un comentario