PENTECOSTÉS


La solemnidad de Pentecostés con la que se cierra el ciclo del tiempo pascual, 50 días, 7 semanas de 7 días, con el simbolismo que tiene este número en la Sagrada Escritura, es una invitación a celebrar el júbilo de la efusión del Espíritu Santo. La plenitud de la Gracia y de la vida en Dios se hace presente en la vida de aquel que renace en Cristo y le da los dones para hacer presente el Reino. Los 7 dones que se infunden en el creyente configuran la unidad del germen de la Iglesia que sale a anunciar la Buena Nueva. Son los siete dones, otra vez el número 7, los que despliega en nosotros el Espíritu Santo: sabiduría, inteligencia, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios. Así como los doce frutos del espíritu: caridad, gozo, paz, paciencia, bondad, mansedumbre, benignidad, longanimidad, fidelidad, modestia, templanza y castidad.

Nada podemos hacer si no nos dejamos primero transformar por el Espíritu Santo que recibimos de Dios y que nos habita. Si no dejamos que sea Él quien actúe a través de nosotros. Si no dejamos que sea Él nuestra fuerza y ánimo.

¡Dejémonos llevar por el Espíritu!

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