CRISTO REY

Ha sido el respeto, el aprecio y el amor hacia CRISTO, EL SEÑOR, lo que ha impulsado a los creyentes a proclamarle REY. A partir de aquí, le fuimos representando con una CORONA de oro y perlas, un CETRO también áureo y el correspondiente MANTO de púrpura y armiño. Todo esto está muy bien y expresa nuestra devoción hacia el HIJO de Dios.

  Sin embargo, todo ello no debe distorsionar la realidad del  SEÑOR JESÚS. Porque los que “realmente” le proclamaron rey fueron los soldados romanos del pretorio de Jerusalén, que le pusieron CORONA DE ESPINAS, CETRO DE CAÑA y por MANTO, un TRAPO. Y le rindieron “cumplido” homenaje: “Ave, rey de los judíos”, sustituyendo el besamanos con un salivazo en el rostro. Ya de mañana, también Pilatos se arma un lío con esto del reinado de Jesús, cuando éste le responde: “Sí, tienes razón: YO SOY REY. Pero, MI REINADO NO ES DE ESTE MUNDO”.

  ¿Qué entendía, pues, JESÚS por “MI REINADO”?

  La explicación la encontramos en el evangelio del día de hoy, cuando JESÚS se dirige a los que confiaron en él y le siguieron, diciéndoles: “Venid, benditos de mi Padre: heredad el REINO, preparado para vosotros desde la creación del mundo (casi nada). Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed…, fui forastero…, estuve desnudo…, enfermo…, en la cárcel… (…). Cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.

  En el prefacio de hoy, de manera más prosaica, se califica el reino de Jesús como el REINO de LA VERDAD, de LA JUSTICIA y del AMOR.

  Porque la FE del cristiano (INTERIORIDAD del espíritu personal), tiene que OBJETIVIZARSE en el comportamiento. Sólo así, se podrá decir que su fe es una FE VERDADERA. Tenemos que convertir el EVANGELIO en VIDA REAL. Porque el mensaje de CRISTO genera una ética y una moral. Es a esto a lo que él le concede una importancia capital: TRASCENDENTAL.

  Y, entonces, sí. Entonces podremos proclamar a CRISTO, REY. Lo podemos proclamar desde nuestro corazón, desde nuestra mente, desde nuestro espíritu, desde nuestra alma.

  Entonces podremos recordarle: “Porque, cuando te vimos proyectado en uno de TUS HERMANOS, estuvimos contigo”.

  La respuesta ya la tiene comprometida el Señor: “Venid, benditos de mi Padre: heredad el REINO, preparado para vosotros desde la creación del mundo”.

P. Eloy Vidal
Consiliario Sector Vigo A y B
 

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